Parte de la historia del 13 de abril es por un homenaje al beso de mayor duración. Conoce más aquí:
“Tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia”, esa es la definición de beso que da la Real Academia Española (RAE). Sin embargo, todos sabemos que es mucho más que eso: es un acto íntimo que, en el mejor de los casos, puede liberar hormonas, estimular el humor y despertar un universo de emociones.
Besar no es una acción insignificante, eso bien lo ha demostrado la historia.
Este 13 de abril, precisamente, se conmemora el Día Internacional del Beso, una fecha que tiene como principal objetivo homenajear y rememorar el más largo de toda la historia.
En 58 horas, 35 minutos y 58 segundos se pueden hacer muchas cosas.
¿Viajar, quizás, o pasar el tiempo descansando? Hay un sinfín de posibilidades y, aún así, Ekkachai y Lksana Tiranarat se decidieron por uno de los actos más íntimos: besar.
Esta pareja tailandesa, de 70 años, marcó un hito en el año 2013, luego de protagonizar el beso más largo de la historia con una duración de más de 58 horas en un concurso.
Su esfuerzo les valió para hacerse un lugar en el libro Guinness de los récords y para que su triunfo quedara inmortalizado en un día, que se celebra sin falta todos los años.
Ni el hombre ni la mujer podían romper el beso, por lo que su libertad de movimiento estaba limitada.
Sentarse, descansar o dormir fueron actividades a las que la pareja tuvo que hacer caso omiso para poder obtener el anhelado título. Y, aún con todas condiciones desafiantes a sus espaldas, lograron ganar.
“Estaban muy exhaustos porque no durmieron durante dos días y medio, tenían que estar de pie todo el tiempo, así que estaban muy débiles”, dijo Sompron Naksuetrong, vicepresidente de Ripley’s Believe It or Not! de ese momento, a la agencia de noticias ‘AFP’.
Ekkachai y Lksana Tiranarat no solo lograron anteponerse a las otras ocho parejas que se encontraban aquel día en el evento organizado por Ripley’s Believe It or Not! Pattaya, en Tailandia, sino que también se superaron a ellos mismos.
¿La razón?
Anteriormente habían conseguido una marca de 46 horas, 24 minutos y 9 segundos consecutivos en el mismo certamen.
Una pareja del mismo sexo, por su parte, estuvo a punto de arrebatarles la victoria, de no ser porque colapsaron dos minutos antes de que los tailandeses rompieran el récord.
Además del reconocimiento Guinness, la pareja se llevó a su casa un premio en efectivo y dos anillos de diamantes, señala la máxima autoridad en materia de logros que rompen récords en su página web.
Los registros antiguos detallan que el beso es una práctica que tuvo su origen en la India y, después, llegó a Europa de la mano de las invasiones de Alejandro Magno.
Existe evidencia de su existencia en la Biblia, pero también en la poesía de Homero o en textos escritos que datan de cientos de años atrás.
En las culturas afroasiáticas, el beso no era visto como una expresión de afecto. Sin embargo, esto cambió con el tiempo.
“Los romanos distinguían por lo común tres clases de besos con estas tres palabras: osculum, basium y suavium. La primera pertenecía a la etiqueta, la segunda a la amistad y la tercera al amor”, detalla ‘La Vanguardia’.
Con el tiempo, este acto fue adquiriendo muchos más significados. La sexualización de la práctica, por ejemplo, también se hizo presente a inicios del siglo XX.