Amigas no me dejarán mentir que sabemos que estamos dando lo mejor de nosotras al sentirnos con toda la energía posible en nuestras acciones y finalmente, obtenemos sensaciones agradables. Por el contrario, cuando nos sentimos incómodas o con algún tipo de malestar (de seguro y les ha pasado), nuestra energía se dirige hacia algo que está resultando inconveniente para nosotras.
El detalle está en que debemos hacer una pausa interna para reconocer cuando vamos por buen camino y cuando la situación está complicada. Nuestro estado de ánimo y las sensaciones cambian cuando nos enfocamos en aquello que nos conecta con nuestro bienestar, con lo que nos gusta, lo que podemos disfrutar, lo que podemos tener y valorar.


Cuando se enfoca la energía en estas cosas, nuestro cuerpo responde al bienestar y lo refleja de modo que nos sentimos tranquilas, alegres, esperanzadas y sobre todo nos damos más amor propio. Saber identificar y soltar lo negativo, nos da el poder de colocar nuestra atención realmente en nosotras mismas, sin desvío alguno.
Finalmente es la práctica lo que nos permite tener la libertad de elegir lo que se queda y lo que se va de nuestro ser, para ir cultivando la buena práctica de cuidar el enfoque y energía que ponemos en cada momento de la vida.