Mgtr. María Cristina Bolaños Víquez
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Criar a una familia es complejo, ningún padre de familia va a tener todas las herramientas para afrontar todos los cambios del crecimiento y lo que la vida les prepara a sus hijos.
Los tipos de crianza pueden cambiar en base a las generaciones y las familias, es importante recordar que no existe una formula perfecta para educar o enseñarles a los hijos, sin embargo, cada año se muestra de manera más popular la metodología de disciplina positiva, el cual es un método de crianza que promueve la educación desde un espacio de amor, dignidad y respeto, sin condicionamientos.
Este modelo fue diseñado para motivar la reflexión sobre la cultura disciplinaria tradicional y revolucionar la educación para ayudar a las personas a desarrollar sus emociones de una manera positiva. Esto explica que todo castigo (culpa, vergüenza y dolor) es eliminado y sustituido por el propósito de enfocarse en soluciones basadas en cordialidad, firmeza, dignidad y respeto.
Esta disciplina inicia desde la familia, desde un lugar de control interno (autodisciplina) no de uno externo (castigos y premios impuestos por alguien más). Los castigos vienen de un lugar de control externo y en niños pequeños, puede ser contraproducente ya que puede llegar a inhibir la expresión de emociones, la comprensión y la confianza de comunicarse.
Incluso, el castigo puede lograr a detener la mala conducta en el momento, pero los resultados a largo plazo en algunos casos suelen ser negativos, mostrando rebeldía, resentimiento, venganza, o hace que los niños desarrollen baja autoestima.
Asimismo, permite que los padres de familia disminuyan su juicio negativo en su rol como padres, a no culparse o avergonzarse, y a permitirse reconocer que no son perfectos en la crianza y pueden llegar a cometer errores.
A continuación, te comparto los principales beneficios de educar a tus hijos con disciplina positiva:
- Se basa en la colaboración y en el respeto, desarrollando en el niño la responsabilidad y autonomía. En el punto de vista de este modelo no existen niños malos ni buenos, sino comportamientos deseados o no deseados (buen o mal comportamiento).
- Ante los “malos’” comportamientos, permite que los papás comuniquen sus preocupaciones e inquietudes y escuchen las razones de sus hijos, por lo que desarrolla la escucha activa y responsabilidad afectiva.
- Les pueden ayudar a desarrollar el valor de la responsabilidad, entienden que sus actos tienen consecuencias y les permite ser responsables ante ellas.
- Comprenden las normas y reglas establecidas, y es más fácil sobrellevarlas.
- Aprenden a ser independientes.
- Favorece una buena salud emocional, contribuye al desarrollo de una sana autoestima.
- Adquieren nuevas habilidades, tales como: resolución de problemas, comunicación y empatía.
- Se fortalece el vínculo afectivo entre el niño y el adulto.
- Brinda un espacio de seguridad y amor en el hogar, enseñándoles que tienen la oportunidad de expresar sus emociones y opiniones.
- Fomenta la empatía y la regulación emocional a largo plazo.
- Se forman limites saludables en la familia.
- Es un modelo de conducta. Permite que los papás también se responsabilicen personalmente de su propio comportamiento y felicidad.
- Alienta la individualidad de los hijos y evita la comparación externa e interna.
- Aprenden a desarrollar habilidades sociales y comunicación asertiva.
Te invito a evaluar que tipo de crianza ejerces y a conocer un poco más sobre este modelo.