María José González Tobar / Nutricionista clínica
Cert. en Psicología de la Alimentación
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Últimamente nos han hecho creer que para bajar de peso y tener resultados debemos seguir dietas estrictas, prohibirnos ciertos alimentos y suprimirlos. Aunque ustedes no lo crean, esto no debe de ser así.
¿Podrás sostener por un buen tiempo una dieta estricta a base de pollo cocido, solo ensaladas, nada de carbohidratos ni de la comida que te gusta? Seguramente lograrás bajar el peso deseado, pero cuando dejamos de hacerlo, volvemos a los malos hábitos y ahí es donde se produce el efecto rebote. Podemos llegar a subir el doble o el triple de lo que perdimos. Nos frustramos y volvemos a restringirnos para bajar lo que subimos, una y otra vez, hasta que esto se vuelve un círculo vicioso.
Es por esta misma razón que como nutricionista digo que las dietas estrictas no funcionan. No son duraderas ni sostenibles en el tiempo y lo único que hacen es perjudicar tu salud.
Este tipo de dietas tienen efectos negativos o efectos secundarios como: mareos, debilidad, mal humor, estreñimiento, pérdida de peso rápida, pérdida de masa muscular, frustraciones, ansiedad, caída del cabello, pérdida de nuestro ciclo menstrual, piel reseca, entre otros.
Vivir con muchas prohibiciones o restricciones puede hacer que se nos aumente la obsesión con las calorías y con lo que queremos ver en nuestro cuerpo. Hace también que no podamos disfrutar de las actividades sociales o reuniones familiares, lo que esto puede ser totalmente insano y ahí ponemos en riesgo nuestra salud mental y física.
Al entrar en este tipo de dietas estrictas, empezamos a desear todos los alimentos que nos prohibimos y sentimos una culpa excesiva cuando los consumimos. Pensamos que ya perdimos lo que logramos, cuando en realidad no sucede o no es así.
Esto puede llegar a ser muy peligroso para aquellas personas que son muy vulnerables a padecer trastornos alimenticios o también pueden provocarse una obsesión muy grave.
Lo importante aquí es no dejar de comer las cosas que nos gusten o todos los alimentos, sino que hay que aprender a hacerlo. Aprender a elegir los alimentos y a comerlos.
No hay fórmula mágica para perder peso o todo eso que nos prometen las dietas estrictas. Lo mejor que podemos hacer, es hacer algo diferente. Empezar a crear hábitos saludables, empezar a nutrir nuestro cuerpo y mente.
Y lo puedes hacer de la mano con el o la nutricionista que te acompañe en este proceso.